domingo, 29 de mayo de 2011

#13 Alguno de aquellos dias al comienzo del verano.

Creo que aquel dia fué un jueves. Me pilló totalmente desprevenida, aunque ya sabía de antemano lo que sentía al estar con él y mirarle a los ojos, era una sensación indescriptible. Los dos sentados en un sucio banco del parque, una calurosa noche de primavera, en medio de una soledad estremecedora, él y yo, rodeados de mosquitos y grillos con su continuo "cri, cri", era lo único que rompía el ritmo de su respiración y el latido de ambos corazones, por alguna extraña razón, acompasados.

A decir verdad yo estaba bastante nerviosa, cuando me giraba y lo miraba sentía como me hablaba a través de sus ojos y sus gestos, sin darme apenas cuenta de que lo único que anhelaba era que aquel instante fuera eterno, me hacía sentir como la única a la que ansiaba tener a su lado, y en cierta manera así era, y así sucedió, el se acercaba a mí y yo sonreía, apoyaba su mano en mi pierna haciendo una leve caricia que yo contestaba con las mias descansando sobre su hombro. Cada vez que sus dedos simulaban un movimiento, mi corazón latía más y más fuerte, sin saber que el también lo sentía.

Y entonces, en aquella inmensa oscuridad dirigió su mirada hacia mí, y se acercó hasta que pude sentir su aliento en mi boca, nuestros labios estaban rozándose, pero temerosos a lo que pudiera pasar no se movian, y yo estaba esperando que él no pudiese más y finalmente me besara, pero sinceramente me daba igual, me encantaba sentir su respiración chocando con la mía, no había sensación mas maravillosa en el mundo que el roce tímido y suave de sus labios entreabiertos, y seguidamente sucedió, nos despertó de aquel efímero sueño el sonido de mi teléfono móvil.

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