Luna llena que observas desde fuera del tiempo mi vivir en el tiempo: viste morir entonces al niño que habitaba, confiado, en mi ser; luego, al adolescente que se rindió al hechizo de tu luz misteriosa; viste morir en mí también al joven que quería ser tuyo y que te celebraba con fervor en sus versos.
Ahora ves a este hombre cansado que te mira con la emoción de siempre. Y un día, cuando vuelvas, me buscarás en vano.
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