lunes, 5 de marzo de 2012

#102

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Paula Flanton dejó el metro en el quai de la Rapeé. Prefería seguir a pie el camino que le quedaba hasta llegar a casa: tenía que atravesar el puente y le complacía pasar junto a los árboles a escuchar los curiosos gritos de los animales del Jardín de las Plantas. Las cosas se habían suavizado mucho después de los ásperos acontecimientos de la tarde. Paula revisó en su imaginación todos los detalles de la "sequence". No muy afortunada, pero...¿qué otra cosa pudo haber hecho?, nada, concluyó muy seria. Nada. La princesa Valeriana y el hombre del monóculo habían cogido el tren subiendo rapidamente a un compartimento, que ella no había podido ver. Y así quedaron las cosas. Todavía recordaba Paula la punzante sensación de enojo, de fracaso, que la asaltó cuando el tren empezó a moverse.

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