miércoles, 28 de marzo de 2012

#120 nacer, crecer, caerse.

Influir en una persona es entregarle el alma. Esa persona ya no piensa de forma natural ni arde con la pasión natural. Sus virtudes no son reales. Sus pecados, si es que existe algo semejante, son un préstamo. Se convierte en el eco de la música de otro, en actor de un papel que no se ha escrito para él. Nuestro objetivo en la vida es desarrollarnos. Cada uno de nosotros debe realizar su propia naturaleza perfectamente; para eso estamos aquí.

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